Pasaron los días, y Lagio fue adaptándose con soltura, a la nueva situación que vivía, alejado de su entorno anterior, con un nuevo idioma, nuevos compañeros de estudio y con extrañas sensaciones que se iban apoderando de él y que nunca había experimentado.
Le picaba mucho la curiosidad, de su vecina, de arriba, la de la guitarra eléctrica. No lo podía evitar, cada noche la contemplaba, y escuchaba con mucho interés.
Conocía también algunas tiendas de dibujo, donde podía comprar el material que necesitaría ese año para la clase.
Tomaba más confianza con lo que le rodeaba. Todo marchaba sobre ruedas. Las clases que más les gustaba, sin duda, eran las de diseño artístico y la de historia del arte. Sobre todo, la de historia del arte, pues siempre le había fascinado comprender el porqué de los artistas, en su tiempo, y de sus obras.
Y llegó el día, en que le tocó el primer trabajo en equipo. Se hicieron grupos, para estudiar diferentes temas concernientes con el arte.
Cuando llegaron todos a la primera clase por la mañana, la tutora del curso entró en el aula con cierta contundencia.
—Hola, chicos, ¿Cómo están? Espero que bien, puesto que vamos a presentar los trabajos trimestrales que tenéis que hacer, en grupos de cuatro.—Comentó la profesora.
Se escuchó un tumulto, y algunos alumnos ya se estaban buscando con la vista para saber con que personas coincidirán.
La profesora empezó a enunciar los trabajos y las personas que lo realizarían.
—Nick, Solema, Jenny y Brian, tenéis que presentarme las influencias artísticas que recibió Leonardo Da vinci, en su entorno.
Dicho grupo se quedó un poco perplejo, tanto por las personas que fueron unidas, como por el trabajo que tenían que desarrollar.
La profesora seguía hablando tenía bastante prisa en repartir los trabajos.
—Siguiente grupo —comentó la profesora y siguió —Formado por Tom, Leslie, Mary y Lagio —las chicas se pusieron super contentas de poder coincidir en el grupo con el nuevo alumno.
—Vuestro trabajo es el siguiente: Angeles y demonios en la historia de las pinturas. —Era un trabajo interesante, a Lagio le gustó mucho pero a los demás parecía como si les pillara fuera de juego. Y así, grupo tras grupo, la profesora fue repartiendo todos los trabajos.
El grupo de Lagio era mixto, constaba de dos chicos, en este caso, él y su vecino del barrio, y dos chicas. Otros grupos no pudieron disfrutar de variedad, ya que en esa clase había por lo general más chicas que chicos. Algunas reflejaban en su rostro cierto cabreo, por no coincidir con el "rubio italiano", pero las dos que disfrutarían de la compañía de Lagio, estaban como ellas decían: Encantadísimas de la vida.
A la salida del descanso, quedaron en la entrada, los del grupo de Lagio, para comentar algunas cosas sobre el trabajo que tenían que hacer.
Decidieron que cada semana, el grupo de investigación, iría rotando por las casas de todos los componentes. La primera casa que tocó era la de Lagio. Y aprovecharon esa misma tarde para empezar...
Lagio tenía que apresurarse para arreglar su habitación, pues últimamente no le hacia mucho caso, ya que entre las clases, los repasos, las horas en la biblioteca, los dibujos y diseños, y el rato que perdía cada noche escuchando a la vecina, ocupaba todo el tiempo del cual podía disponer.
Esa mañana, en la cafetería del instituto, cuando Lagio se disponía a darle un bocado a su sándwich de pavo. Algunas de sus compañeras de clase, tuvieron el atrevimiento de sentarse en su misma mesa, ya llevaban tiempo planeándolo...
Su compañero de almuerzo, su vecino del barrio, alucinaba de ver el descaro de las compañeras, pero a él tampoco le venía mal.
De una puñetera vez podría charlar también con las compañeras. En el tema del ligoteo parece ser que ir con Lagio era una buena inversión.
No hacían más que hacerle preguntas a Lagio, de donde vivía, que es lo que le gustaba para comer, si tenía novia, etc... El cual iba contestando con mucha naturalidad. Descubrieron en esa conversación que Lagio tocaba el violín. Y le pidieron que un día lo trajese al instituto para amenizarlas un poco.
Su amigo, no entendía que ël no estuviese por la labor, cuando él observaba que podría tener a la que quisiera, pero no le daba la más mínima importancia.
Esa tarde en su habitación, a eso de las 6 de la tarde, entraron sus compañeros de trabajo, dos chicas y su amigo del barrio, el cual cada día iba haciendo más amistad con él.
—Chicos, ¿tenéis ya los pintores que pintaron a los demonios? —Preguntó Ursula.
—Si, mira, tenemos a Pickman, Sarinelli, David Padilla, Johan fuchlls, El bosco, Francisco de Goya, y con esos ya tenemos bastante porque dijo aproximadamente cinco por cada grupo. —Contestó Tom.
—Pues nosotras hemos elegido a: Rafaello Sanzio, Guido Reni, William adolphe Bouguereau, William Blake, Pieter Breughel, Angel Caravagio y muchos más. —Dijo Naomi.
—Supongo, que la idea es no presentar a cinco pintores y explicar sus lienzos, sino, a los cinco pintores con una vida y circunstancias, e historia, más interesante, de porqué pintaron sus lienzos, y cual era el motivo que se escondía. —Comentó Lagio.
Esa tarde, se repartieron bien el trabajo, de tal forma que se propusieron investigar sobre la vida de todos esos pintores, se dieron cuenta de que les llevaría tiempo, pero estaban confiados de que podrían sacar un buen trabajo, si se esforzaban.
A las ocho de la noche, marchó cada uno para su casa. Y Lagio se predispuso a cenar con sus padre, pero lo quería hacer lo más rápido posible, pues luego tenía una cita con la chica guitarrista del edificio de enfrente, aunque dicha chica, no le hacia caso.
Cuando subió al cuarto, nada más entrar, empezó a sonar la guitarra eléctrica de la vecina de arriba. Lagio tenia controlado el tema y su vecina era bastante puntual en sus ensayos. Fue corriendo hacia la ventana y la abrió. En ese momento una bocanada de aire fresco entró por la ventana. Aunque para él, ese aire fresco también era por escuchar a su vecina.
Sacó de su estuche, su violín y empezó a seguirla. Había momento que hacia otras tonalidades dentro de la misma melodía. Su vecina no se daba cuenta, hasta que paró en seco y Lagio continuaba con la melodía. Ella no se lo esperaba y se quedó gratamente sorprendida. Empezó de nuevo con la melodia y poco a poco fueron saliendo los vecinos a las ventanas. Ya que se estaba produciendo en aquella zona un concierto encomiable de violín y guitarra eléctrica.
Durante un buen rato la joven disfrutaba tocando mientras podía escuchar el acompañamiento del joven violinista del piso de abajo con un nivel de artista impresionante.
Al final del concierto, muchos vecinos empezaron aplaudir. Lagío salió para ver lo que pasaba y la joven guitarrista lo miró y le hizo una tímida sonrisa. Pero enseguida cerró la ventana y la cortina.
Lagio se quedó mirando la ventana por unos segundos, y al final, también cerró la suya. Fue casi su primer contacto visual con la vecina de arriba, lo que le gustó mucho. Le pareció una joven muy hermosa, diferente de las que estaba tratando en el instituto. Y la pequeña sonrisa que ella le proporcionó fue una dosis especial para él. Ya había pasado al siguiente nivel, el del contacto visual. Pero decidió, no embelesarse del tema, debía de investigar durante un rato sobre las pinturas en los demonios.
Museos donde se exponían los cuadros, años que pintaron, historia de los pintores, títulos de los cuadros., etc. Cualquier dato era importante poder tenerlo. Así estuvo hasta las dos de la madrugada, aunque, había un pintor que se le hizo imposible, intentar localizar donde se exponía sus pinturas. El tal Sarinelli, con una muy buena crítica artística del Renacimiento. Pero en internet, las enciclopedias y compendios, no decían nada sobre sus exposiciones, lo que le llamó la atención.
Decidió que sería bueno comentarlo con su compañero de investigación, Tom, y luego exponerlo al grupo. Antes de comenzar a dormir, su ultimo pensamiento antes de coger el sueños estaba centrado en la joven guitarrista, cuya belleza lo estaba inspirando. Tenía que conseguir hablar con ella, ese era el siguiente paso, pensó Lagio.
CONTINUARÁ
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