lunes, 24 de junio de 2019

LA PASION

       No hay mejor antídoto para la depresión que gozar de una buena pasión por las cosas. Porque un deportista, escritor, cantante, músico, compositor, artista, escultor, político, etc... sino disfruta de una buena pasión por lo que hace está condenado al más absoluto y absurdo FRACASO, y lo digo con mayúsculas dada su importancia.
    Y que decir de la pasión amorosa, ese combustible energizante que mueve las relaciones entre los enamorados. Donde casi hay desesperación y mucho anhelo por estar con la persona amada, como si de una imantación se tratara. Perdiendo la noción del tiempo, llamándolo a que se pare, que no avance ni para adelante ni para atrás, que se quede en ese justo momento, idóneo y platónico, hermoso y envidiable. Donde los enamorados escriben su pequeña historia romántica, que marcará su vida para siempre y de mayores recordaran con mucha nostalgia.
     Muchos sueños, visiones, propósitos, proyectos, se han cumplido gracias a la pasión del individuo, ya que és más que un sentimiento, es algo que viene desde lo más profundo del ser humano, es algo que viene de las entrañas de uno mismo.
     Según estudios, las personas que gozan más de potencial creativo son también las más apasionadas, generalmente hablando. Por eso hay una cantidad desorbitada de artistas que han vivido y han muerto en ese digno código.
    Todos, alguna vez, sin duda, hemos disfrutado de este elemento,  y de esta característica tan peculiar.  La pasión  te ayuda a recordar por qué lo haces y te plantea nuevos retos a conseguir. La pasión mueve al enamorado, al entusiasmado, al motivado, a emprender grandes retos, aún sabiendo que posiblemente no sean tan realistas como la vida misma.
     Me niego a  descomponerla, ni analizar este hecho psicológicamente hablando, por qué normalmente la ciencia tiende a descomponer en su análisis meticuloso, quitando todo el sentido a lo que se refiere.
     Pero, tengo muy claro, que una persona apasionada avanza con más autoridad hacia su objetivo.
     La cuestión está ¿Cuando hemos perdido la pasión? ¿Porqué muchas veces se nos ha escapado de entre los dedos?
     Supongo, que es debido a los estándares de la vida, la rutina, la comodidad, zona de comfort, etc...
     Algunas personas siempre hablan de ser equilibrados y controlar la pasión, de tal forma que el factor riesgo queda eliminado por completo. Dando en su lugar un sucedáneo llamado conformismo, que nos han inculcado que es bueno, pero sinceramente... no vale para nada. El que no arriesga nada tiene. ¿Que es lo que te apasiona? ¿Que es lo que te motiva? Si lo tienes claro, apuesta por ello. ¡No pierdas la pasión, amigo!
   
    

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