Creattikus : Los duendes de la inspiración. |
"Dicen que es magistral el poder de influencia de la luna sobre la tierra, los mares, y los seres vivos. En esta historia, las lunas, actuarían como presagio de que algo se cernía sobre la demarcación de Creatívia. La Magia infinita hacia mucho tiempo que se fue, desapareció. Solo quedaba la aparente normalidad y rutina, pero que fue un paréntesis, ya que tiempos difíciles y sombríos se avecinaban, sobre los personajes de esta fábula"
Faitfield
Una respiración profunda se escuchaba dentro del bosque, el aliento de un ser veloz. Lo que provocó que algunos animales espantados huyeran para sus madrigueras.
Alguien avanzaba chasqueando las hojas del suelo, como alma en vilo, desesperado, entristecido, con mucho miedo, y con ganas de llegar.
Estaba ansioso por regresar a la aldea, y contar lo sucedido.
Era de noche, y las dos lunas de Vedrúm antes de que convergiesen, daban suficiente luz a los caminantes de aquellos bosques y praderas. Y en este caso, para que Milani pudiera correr con la seguridad de que no tropezaría con algo por el camino.
No llevaba ninguna antorcha. ya que cuando ocurría el eclipse de las lunas, se hacia la total y absoluta obscuridad sobre la demarcación; durante dos horas. Por eso, sabía que su carrera en cierta forma era contrarreloj.
Había abusado del tiempo extra que le dejaban sus padres, después de cumplir con sus obligaciones de ayudante de panadero, en el pequeño negocio familiar que gestionaba su familia. Un noble oficio, que estaba obligado a aprender, no con mucho entusiasmo, pues según él decía: Lo suyo era conquistar nuevos mundos.
Venía de quedar a las doce de la noche, en el enigmático pozo de Amranni, con sus amigos, y compañeros de travesuras.
Ya estaba acostumbrado a la riña de sus padres, siempre llegaba muy tarde a casa. Tan noble oficio, exigía madrugar mucho, más de lo habitual en aquellos contornos. Pero él, dada su juventud y vigor, podía aguantar con pocas horas de descanso.
El negocio de sus padres, era el único de la aldea de Creatichela, por ello, debían atender todas las demandas de pan de los vecinos. Panes de levadura, de centeno, de higos, de pasas, de nueces, de tef, de raíces de sauco, de regaliz, sin levadura y tostado, toda una variedad; que tenía muy ocupada a la familia. Incluso, un año, en el concurso de panes de la demarcación de Creativia ganaron el primer premio.
Melderhim, el guardian de las dimensiones oscuras y vigilante del universo. |
Sabían que había multitud de leyendas orales sobre dicho pozo. De niños, cuando los sabios las contaban, no se perdían ni una.
El pozo de Amranni, era un lugar misterioso, que solían visitar, ansiosos de locas aventuras que nunca transcurrían y de sueños interminables que no lograban materializar.
Las historias del pasado los habían inspirado, aunque el presente, lo vivían con mucha apatía; resultaba ser rutinario.
El pozo había sido cerrado hace más de cincuenta años. Melderhim el guardián de las dimensiones oscuras y observador del universo lo cerró. La demarcación de Creatívia pertenecía a su protectorado. Tenía la potestad de poder administrarlo. Ya no se podía viajar en los mundos paralelos, ni visitar a los humanos, que siempre fue el más frecuentado. No se podía visitar la Tierra, ni inspirar a los humanos, con grandes dosis de creatividad, cosa que por siglos habían hecho.
Vicent Van Gogh, Leonardo da Vinci, Miguel Angel, Picasso, Bethoven, Vivaldi, músicos, poetas, escultores, pintores, artistas, magos, trovadores, políticos... fueron sus pupilos, donde ellos dejaron su esencia, la Magicae Infinitum.
La magia de la inspiración, se fue, solo quedaba en los recuerdos de aquellos afortunados, que tiempo atrás, la pudieron experimentar y vivir, los Sabios de Creatichela.
El pozo de Amranni era un oasis en medio del desierto, que rodeaba a la aldea donde vivían dichos duendes. Servía como punto de encuentro para los viajeros, y como referencia, para los mapas cartográficos de dicha demarcación. Como sucedió en la Tierra, en la época del colonialismo, con determinados baobabs de África. Donde incluso el famoso descubridor misionero, David Livingstone, había apuntado en sus mapas de referencia para África. Esa idea, fue inspirada por los duendes de antaño.
En las noches calurosas del mes de Sedec, los jóvenes de la aldea, solían irse a bañar a dicho pozo, ya que era más grande de lo habitual. Era un punto importante en el tráfico de viajeros de la zona, donde solían refrescarse los duendes por el día en sus múltiples viajes, y las pocas bestias de que disponían, podían ir a remojarse sus peludos y resecos hocicos.
Milani y sus amigos, como jóvenes que eran, solían encontrarse por la noche en dicho pozo, para comentar todo lo que sucedía durante el día, y chismorrear sobre las damiselas que cortejaban, o incluso, sobre determinadas travesuras que realizaban.
El pozo estaba a media hora de camino de la aldea. El sendero hacia el pozo estaba marcado por sí solo, de las idas y venidas de los duendes y viajeros.
Milani, Constanci y Lagio fueron rechazados, tiempo atrás, para ser aprendices de los sabios. Ninguno quiso apostar por ellos, para llevárselos como sus discípulos. Por lo que en la demarcación, no podían aspirar a nada.
Estaban destinados, solo aprender los oficios tribales, que existían en aquel entorno. Y lo que era peor, se les había pasado la edad de casamiento, sin formalizar ningún tipo de relación, siendo por lo tanto, una especie de deshonra para la aldea.
Pero esa noche, sin duda, para uno de los tres, no hubo retorno...
* * * * *
Milani avanzaba, para dar la alarma en la aldea. No estaba acostumbrado a correr tanto. Su físico, un tanto rellenito, impedía que pudiese tener un buen ritmo. Algunos animalitos del bosque paraban sus quehaceres, para olisquear el aroma ,un tanto desagradable, mezcla de sudor y harina, que emitía el joven duende.
Mientras, a casi media hora de distancia, en el pozo, Constanci seguía con insistencia buscando a Lagio. El cual, cuando se tiró al agua para refrescarse, desapareció.
Una y otra vez, con desesperación, Constanci llamaba a Lagio. En reiteradas ocasiones, buceaba todo el pozo, de arriba abajo, de izquierda a derecha, así, hasta quedar exhausto. Aunque, Lagio no daba señales de vida.
La aldea era un sitio muy tranquilo y sosegado, según los jóvenes duendes, donde el aburrimiento acampaba sobre los cuatro puntos cardinales de la aldea. Por lo que Milani sabía que la noticia causaría un gran revuelo. No sabía, dudaba, de como lo tenía que exponer en cuanto llegara.
Milani corriendo con desesperación |
Mientras avanzaba, ignoraba cuáles serían las palabras adecuadas, de que Lagio había desaparecido, no estaba. No fue algo normal, pensaba que fue casi por arte de magia.
Llegó al poblado, por fin, tras un buen rato de ardua carrera. Los ojos los tenía enrojecidos, del sudor de la frente, que había acampado en ellos.
Divisó una de las calles más principales, pero dudaba decírselo directamente a los padres, o informar, primero al alcalde de dicha aldea.
Milani paró, y tragó saliva. Decidió como primer recurso comunicarlo primero al alcalde. Deducía, que aún continuaría despierto, ya que "era un ave nocturna".
Se adentró en el centro de la aldea, pasó por la posada, y fue a parar a la siguiente esquina, donde había un garito nocturno de cervezas, llamado "Noblevita", que en otro tiempo hubiese parado para tomarse una cerveza de raíces de sauco. El tabernero, era bastante amiguete de los tres jóvenes duendes y de vez en cuando, permitía, que se tomaran algunas pintas, haciendo la vista gorda.
En la demarcación, no se permitía beber alcohol hasta pasados los veinticinco años, pero de vez en cuando, unos cuantos "crears", que era la moneda de la zona, no venía mal al tabernero.
Noblevita era la taberna principal de la aldea, central de chismorreos, y de debates políticos, de los que de vez en cuando se reunían.
Pero en ese momento, todo quedaba a un segundo plano, por lo que Milani giró a la izquierda hasta toparse con la casa del alcalde.
La puerta estaba entreabierta, ya que era costumbre dejarla así, todos los de la aldea lo hacian. Tiempo atrás, comentaban los sabios, que los cerrojos de antaño siempre estaban reforzados con candados especiales. Sin duda, al estar el pozo abierto, era un agujero, tanto para los que iban como para los que venían. Muchas veces, los visitantes, no eran de la aldea, y de vez en cuando los que venían no traían sanas intenciones. Aunque después que el pozo se cerró, los de la aldea, no tenían nada que esconder, ni nadie de quien temer.
Cuando llegó al comedor principal de la vivienda, se encontró al alcalde, junto con los demás sabios de la aldea, teniendo una velada tranquila y fumando en pipa. En la aldea, era un ritual para los fumadores en pipa, de encontrarse todos juntos, sobre todo si era de tabaco de regaliz, que era el tabaco que se cultivaba en dichos entornos. Mientras, iban solucionando con sus conversaciones todos los problemas, de los políticos de la demarcación, y de algunos pintorescos deportes que practicaban en la aldea, como el "hock", que si no se espabilaban, quedarían este año en los últimos lugares, en la liga regular de las aldeas.
Milani entró de golpe. Todos pararon sus conversaciones, y se percataron del atrevimiento de dicho joven. El alcalde, el más joven del grupo, como anfitrión giró la cabeza y al ver a Milani le preguntó:
—¿Que te pasa Milani? ¿Por qué has entrado de esa forma? —
Milani lo miró como avergonzado. Los ojos se le llenaban de lágrimas, aunque se contuvo. No estaba bien visto, expresar las emociones de esa forma.
—Lagio, señor, Lagio, que no lo encontramos. Ha desaparecido.—
El alcalde se levantó de sopetón de su mecedora, y se acercó a Milani. Los sabios alarmados preguntaron a la vez:
—¿Donde? ¿Cuando? ¿Como?—
El joven no se atrevía a mirar a los ojos del alcalde, por lo que mirando al suelo, dijo al respecto —Fuimos a bañarnos al pozo, lo solemos hacer en estos días tan calurosos. Lagio, se tiró de cabeza, pero empezó a pasar el tiempo, y no salía. Constanci y yo, nos empezamos a preocupar, y nos tiramos al agua, para ver que pasaba. Enseguida llegamos al fondo, porque como Vds. saben es un pozo solo de dos metros de profundidad, pero allí no estaba. Constanci se ha quedado en el pozo, para ir rebuscando. Sin embargo, no sabemos nada más... Yo he venido para avisar a la aldea, y por eso aquí me tienen.—
—Puede que os haya gastado una broma.—dijo el alcalde y prosiguió hablando —No os acordáis la que montó en el tiempo de la vendimia, cuando se escondió dentro de la cuba de vino, respirando con una pajita. Para luego, dar un susto de muerte a las jóvenes que vinieron para pisotear las uvas. O cuando hizo una barra de pan gigante, y se metió dentro de ella, para asustar, a la gente que participaba en el concurso de panes de la demarcación—
—También, cuando se disfrazó de espantapájaros, y por la noche asustaba a las hermanas Faluchi, cuando iban a sembrar.— Comentó uno de los sabios, que estaba como a un metro de distancia, junto a los demás.
—Perdón Señor, ese no fue Lagio...fui yo —contestó Milani con resignación.
Algunos de los sabios fumadores de pipa, no lo pudieron evitar y empezaron a reírse.
—Sigo pensando que Lagio nos está gastando una broma —comentó el alcalde.
—Si lo sé... pero esto es diferente. Nosotros vimos con nuestros propios ojos, como se tiró de cabeza al rio. Empezó a bucear y no salió a la superficie. — dijo Milani.
—¿Estas seguro de lo que estás diciendo?—Preguntó el alcalde en un tono bastante serio.
—Tan seguro como que las Lunas de Vedrum todos los venerdi se cruzan. —Contestó el joven Milani, provocando un pequeño alboroto, en los allí presentes. Tal juramento, nombrando la Lunas de Vedrum, si no era veraz era castigado solemnemente. Con testigos, tenía el mismo valor que el pergamino firmado.
El alcalde miró con mucha seriedad a Milani, se rascó la cabeza, hizo una calada con intensidad en la pipa, la cual ya se había acabado. El alcalde se extrañó de que se consumiera tan rápido, la dejó encima de la chimenea y decidió ir al pozo personalmente. Los sabios allí presentes decidieron también acompañar al alcalde. Tenían que hacerlo con mucho sigilo, ya que en un principio no querían que los habitantes de la aldea se enterasen. No querían alarmar a la aldea, hasta que por sí mismos pudieran confirmar la situación. Lo que les obligaría a tomar ciertas decisiones drásticas, que en un principio no querían contemplar.
Reunión de los sabios de Creatichela. |
En cuestión de media hora, quedaron en la posada de la aldea. Estaba en la última calle y no muy iluminada. Fue el punto de encuentro, antes de tomar la senda que les conduciría al pozo de Amranni.
Salieron con sus quinqués llenos de aceite, con cuerdas, y con una bestia por si tenían que tirar. Esa noche, un grupo de seis duendes salieron hacia el pozo, los cuatro sabios, el alcalde y Milani. Acordaron no comentar nada a los Padres del joven que iban a buscar, para ahorrarles un posible disgusto. Con la esperanza, de que todo fuera una broma de mal gusto de Lagio. Y que dicha situación, quedara como una mera anécdota.
Aunque esa noche, las lunas revestían con magnificencia la aldea y la demarcación. Los pequeños lobariums de la zona lanzaban aullidos finos, pero repetitivos. Las lunas tenían un matiz especial. Un tono rojizo había aparecido sobre el esplendor de ellas. Según los antiguos, era un mal presagio.
El alcalde se dio cuenta, y no le gustó ni un pelo. Pero no quiso alarmar a nadie. Se imaginaba que algo tremendo se estaba entretejiendo en la aldea de Creatichela, y en las otras aldeas de la demarcación. El tiempo de paz y de aparente tranquilidad se estaba acabando. Solo que las nuevas generaciones no estaban acostumbradas a lo que se les venia encima. La Magicae Infinitum comenzaba a brillar...
C O N T I N U A R Á...
CREATTIKUS 2 : CUANDO LAS DOS LUNAS DE VEDRUM SE CRUCEN.