viernes, 15 de marzo de 2019

CREATTIKUS 2 Cuando las lunas de Vedrum se crucen.

 
 
 

Cap. 2   CUANDO LAS LUNAS DE VEDRUM SE CRUCEN.
    
     Constanci estaba desesperado. Él, era el mayor del grupo, en cierta forma siempre había liderado. Sin embargo, esta situación le venía un poco grande. Se negaba aceptar, que uno de sus mejores amigos había desaparecido como por arte de magia. Se esfumó, desapareció.
     Con mucha insistencia y determinación buceó todo el pozo. Tocó el suelo con sus manos, palpó las paredes, cada metro, cada centímetro. Aguantó la respiración más de lo permitido, estableciendo su propio récord personal. Esa era una de las actividades que solían practicar los tres amigos. Bucear y saber quien de los tres aguantaba más. Pero todas esas destrezas ya formaban parte del pasado, eso quedó para otros tiempos.
     Para él, todo era inadmisible, se escapaba de su control, de su comprensión. Se sentía débil, frustrado y sobre todo muy triste.
     Al salir del pozo, se quedó por un instante mirando las estrellas, mirando las lunas, apoyado con sus brazos en la parte superior del muro. No podía evitar que alguna lagrima se le escapase, recorría todas sus mejillas hasta llegar al suelo.
     Cuando vino el alcalde, con Milani y el grupo de sabios, se lo encontraron sentado en el suelo, apoyado con su espalda en el muro, completamente empapado de agua, y con los ojos cerrados.
     El alcalde se le acercó, y agachándose para estar a su misma altura le pregunto:
     ¿Sabes algo de Lagio?
     Constanci levantando la cabeza le dijo:
     Lo he intentado todo. He buceado por dentro, he palpado cada metro del pozo con mis manos. Casí me he quedado sin respiración, pero, no lo he encontrado.
     Tranquilo, has hecho lo que has podido. Dijo el alcalde, el cual se levantó, y se dirigió a todos los allí presentes.
     Vamos a peinar la zona. Marcharemos en grupos de dos, menos los que iremos al norte, que seremos tres. Peinaremos un radio de ocho kilómetros, punto de partida desde el pozo en los cuatro puntos cardinales. Palmo a palmo, iremos comprobando todo el terreno. Cualquier pista, o indicio lo comentaremos después.
     Los grupos marcharon, cada pareja con su quinqué lleno de aceite. La noche prometía ser larga. Y guiados sobre todo, por el resplandor de las lunas, que por aquellas latitudes tenían una iluminación bastante potente. Con la esperanza de poder encontrar a Lagio.




    

     Pasó el tiempo, y volvieron de madrugada. Muy cansados, ya que estuvieron andando toda la noche, voceando, para ver si aparecía Lagio.
     Tenían como consigna aparecer todos en casa del alcalde. Preocupados, desanimados y sin ganas de seguir buscando. En sus corazones no albergaba ningún atisbo de esperanza. La noche fue muy larga; demasiado larga. La decepción acampaba en sus corazones.
     Hacia cincuenta años de la tranquilidad de aquellos contornos, pero eso inexplicablemente se acabó. Ya no estaban acostumbrados a vivir como antes, con incertidumbre.
     En la casa del alcalde, plano sobre plano, fueron comparando todos los bocetos existentes sobre dicho pozo, de cuando tiempo atrás, mucho tiempo atrás, fue construido. Pero, en todos los planos daba el mismo resultado. El pozo era ciego, es decir, sin ninguna salida interior subterránea, ni conexión con el exterior. 
     Nunca habían entendido, porqué el agua estaba tan cristalina y limpia, pues no se comunicaba con ningún rio subterráneo de la zona. Daban por sentado, que eso siempre había sido obra de Melderhim, el guardián de los universos.


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     Milani y  Constanci se fueron directamente a sus casas, los sabios les encargaron que llevaran la bestia directamente al abrevadero que había en la cuadra de uno de los sabios. Aunque, con doble intención, ya que así planearían cual seria el siguiente, paso sin la presencia de esos dos mequetrefes.
     En un par de horas comenzaba sus horarios de trabajo. Los dos, tenían negocios familiares que atender. Confiaban que los sabios junto con el alcalde tomasen decisiones sabias en cuanto a la situación.
     No nos queda más remedio que ir a informar a los padres de Lagio comentó el alcalde a los allí presentes.  
     Sería bueno poder mandar un mensajero que vaya preguntando sobre el paradero de Lagio, en las otras aldeas.—Comentó uno de los sabios.
     —Aunque según estos jóvenes, creo que pertenece más a la Magia infinita, que no de una excursión a las otras aldeas—prosiguió.
     —Angilo, uno de los sabios, referente de la aldea, se levantó de la silla de golpe. Parecía que todo ese tiempo que estaba callado le sirvió para después de reflexionar y saltar con ímpetu al grupo:
     —Todos somos conscientes de que Julius y Anavaig han sido siempre un ejemplo de honestidad e integridad en la aldea. Exceptuando alguna travesura de su hijo Lagio. Todos sabemos lo que sufrimos, cuando veíamos a esta pareja pasarlo mal, porque Los seres que nos vigilan no les daban el don de tener hijos. Toda esa situación la sufrimos en comunidad. ¿No os acordáis? De cuando al final Anavaig se quedó embarazada, lo celebramos como si fuera una fiesta conmemorativa. Lagio nos vino por sorpresa !Fue un regalo para todos!—El sabio Angilo se estaba emocionando cuando decía dichas palabras, por lo que hizo un pequeño parón en su charla para cargar su pipa, una vez más, de hierba de regaliz y prosiguió con su alegato.
     —El dia que nació Lagio lo declaramos "festivo", ese dia nadie trabajó. Y las pintas de cerveza de raíces de sauco circulaban por toda Creatichela. Os acordáis, que en el parto nos turnamos con Julius para poder ayudarle y asistir a su mujer. Por lo que compartimos con ellos su dolor, pero también su alegria.—
     Angilo se sentó y tubo que limpiarse las lagrimas con el brazo. Mientras otro sabio, en este caso, Geido retomó la conversación:
     —Angilo, todo esto que nos dices está muy bien... pero ¿Dónde nos quieres llevar a parar?
     El sabio Angilo, se giró hacia el alcalde y dijo al respecto —¿Nos queda polen mental?—
     En ese momento, se escuchó una pequeña exaltación, y luego empezó una murmuración que cada vez cobrava mas fuerza. El alcalde no tuvo más remedio que retomar la situación y dijo:
     —El polen mental tiene tres características: Te hace dormir. Te hace olvidar, o reaviva a todos los seres inhóspitos que permanecen aletargados. De las tres, ¿Para cuál lo quieres?
     Angilo lo miró, sabía y era consciente de lo que tenía que decir, marcaría la diferencia, pero pensó...
!Que narices! Vamos a por todas.
     —Para dormir, he pensado en dormitar a los padres de Lagio, hasta que demos con su pista y lo traigamos sano y salvo a su casa. Quiero evitar cualquier tipo de sufrimiento a sus padres, no se lo merecen.
     —Pero eso, traería la maldición de Melderhim y no caería bien en Los Seres que nos vigilan.— Contestó otro de los sabios, el más fumador. El que nunca acababa su pipa.
     —!Que los zurzan¡ — Contestó con voz fuerte.
     —¿Como? — Contestaron todos al unísono.
     —Llevamos castigados más de 50 años, sin poder bajar a la Tierra. Por una pequeña gamberrada que hicimos cuando éramos jóvenes como Milani, Lagio y Constanci ¿Que no los veis? Son pastados a nosotros. Creo que por eso no los elegimos. Nos recordaban a nosotros y al sentimiento de culpabilidad que arrastramos.—dijo el sabio Angilo con voz fuerte.
    —Si, pero eso pasó hace mucho tiempo.— Contestó el alcalde.
     —El pozo se cerró, aunque todos sabemos que cuando las dos lunes de Vedrum se cruzan, si estamos posicionados en el ángulo exacto podremos viajar hacia las moradas de Melderhim. Y allí podremos hablar con él. Estoy cansado de que le brindemos pleitesía a alguien que no se preocupa los más mínimo por nosotros.—
    Contestó Angilo con mucha emotividad.
     Todos los que estaban reunidos se callaron. Angilo habló a través de sus conciencias. Llevaban mucho tiempo sin saber sobre su benefactor.
     — Si nos castiga... es señal de que le importamos—Contestó el más callado de todos lo sabios, el que nunca había hablado.
     El alcalde se levantó y propuso :
     — Tres de nosotros, cuando se crucen las lunas de Vedrum, viajaremos hacia Melderhim. Y dos irán ahora para dormir, no solo a los padres de Lagio sino también a todos los habitantes de nuestra aldea. Tenemos en Creatichela mucho avispado sin nada que hacer entre semana, y mucho que indagar. Después, se quedaran para que no venga ningún foráneo de otra aldea. No se tiene que enterar de momento la aldea de lo sucedido con Lagio. ¿Os parece bien ?
     —Si, alcalde. Contestaron todos.


                                   *  *  *  *  *

     Milani y Constanci ya estaban llegando a sus hogares. Un nuevo dia de trabajo duro les esperaba. Milani se incorporaria a su panadería y Constanci a su zapatería.
     —Creo que los sabios saben cosas que nosotros desconocemos...—dijo Milani.
     —Por eso son sabios.—Contestó Constanci con cierta sonrisa.
     Algo estaba tramando Milani. No estaba muy convencido de la situación, por lo que se paró un momento y le dijo a Constanci :
     —Tú y yo siempre hemos sabido que cuando todos los venerdi, cuando se cruzan las lunas de Vedrum, ocurren fenómenos paranormales, ¿Verdad? Pues mañana es venerdi, eso quiere decir o intuyo que deberíamos estar allí. ¿Que te parece?
     Constanci no estaba al caso de lo que iba explicando Milani, debido a que vio algo a lo lejos que le llamó poderosamente la atención. Se llevó a Milani a una esquina de una casa.
     — ¿Qué hacen estos con un aventador? Constanci se dio cuenta de que a lo lejos estaban andando dos de los sabios, uno con un aventador en el brazo y el otro con una escalera doble.
     Fijó la mirada en los ancianos para no perderlos de vista y comentó al respecto:
     —¿Qué fuego tienen que avivar a estas horas? No lo entiendo.
     Milani puso cara de sorprendido, porque tampoco entendía nada. Sigilosamente empezaron a seguir a los Sabios pero con mucho temple para que no fueran descubiertos.
    






     Los sabios llegaron a una casa y los jóvenes duendes se escondieron detrás de un árbol. Los sabios con la escalera subieron hasta la chimenea Y de una bolsita que tenía uno de ellos en un zurrón sacaron unos polvos brillantes, que los esparcieron por la chimenea. Y con el aventador, bien cogido, comenzaron a provocar aire, moviendo las aspas para que esos polvos llegasen  a todos los rincones de la casa.
     A los dos minutos, bajaron con cuidado los sabios y se empezaron a acercar a una ventana para mirar y comprobar el interior de la casa. Y mirando por la ventana uno comentó al respecto:
     —Están dormidos. Vayamos a la siguiente casa.—
     Toda esa situación extrañó mucho a los jóvenes duendes, los cuales se percataron de que estaban durmiendo a todos los habitantes de la aldea. Ellos no querían dormir. "A saber cuando nos despertarían" pensaban al respecto. Por lo que empezaron a marchar hacia atrás; por donde habían venido. Y decidieron ir hacia el bosque para poder esconderse. Ellos no querían ser dormidos, al contrario, exigían vivir múltiples aventuras.

                          C O N T I N U A R Á

CREATTIKUS 3

    

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