En un tiempo donde la figura del matrimonio ha sido degradada secularmente hasta nuestra época donde últimamente se celebran más separaciones que bodas. Y de golpe llega la de mis tíos, José y Vicenta, cincuenta años casados, (siempre comprometidos con el evangelio, luchadores a mas no poder, han vivido momentos buenos y también malos, duras enfermedades, etc... ) pero allí estaban como si fueran dos jovencitos ratificando delante de la congregación de la familia y sobre todo del Señor de su compromiso.
Un tiempo especial donde también el Señor habló a nuestros corazones de la importancia del "compromiso". Allí se les leyó el acta matrimonial de cuando se casaron el 29 de septiembre del 1963 algo emotivo y especial sin duda para ellos y para todos los presentes. En un tiempo donde aflora el "Yo", donde surge el remarque de nuestros derechos como acción personal, ellos mediante su testimonio nos hablaron de soportar, de esperar, de amar, de luchar y de sacrificarse el uno por el otro. Ese es el verdadero amor, la verdadera catedra del matrimonio, el de Primera de Corintios 13.
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